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Las fuerzas de El Asad se desarman en un gesto de reconciliación | Internacional | EL PAÍS

El advenimiento de la nueva Siria no ha terminado con las largas colas en las panaderías o en las paradas de autobús. Sin embargo, las filas han emergido en un lugar insólito: en las comisarías y otros edificios de las fuerzas de seguridad, que antes eran temidos como centros de brutales torturas. En la actualidad, quienes ocupan estas instalaciones son los combatientes de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la milicia que lideró la ofensiva relámpago que derrocó al dictador Bachar el Asad hace apenas unas semanas. Aquellos que se agolpan frente a sus puertas son policías, soldados y oficiales del ejército que sirvieron al antiguo régimen y que ahora buscan una especie de amnistía.

Pocos días después de su triunfal entrada en Damasco, los responsables del nuevo Gobierno interino nombrado por HTS hicieron un llamamiento a través de las redes sociales y de la televisión a todos los antiguos miembros de las Fuerzas Armadas, incluidos los trabajadores médicos, para que entregaran sus identificaciones, armas y vehículos. Los centros donde deben registrarse están distribuidos por todo el país, y en los bastiones del antiguo régimen, como la ciudad de Latakia, durante los últimos días se ha podido ver a centenares de personas que se afanaban para regularizar su situación.

En los centros más concurridos, los soldados han de esperar al raso durante horas para poder conseguir un número. Una vez dentro de las dependencias, el proceso es siempre el mismo. Primero, un policía del nuevo Gobierno registra el nombre de cada persona y, después de haberles tomado una foto frente a una pared blanca, crea una nueva tarjeta de identificación para ellos. Posteriormente, pasan a otra sala donde debe entregar su arma. En algunas fotografías de estos centros, publicadas por la prensa y las agencias de noticias, se pueden ver apiladas decenas de pistolas y kaláshnikovs. Como colofón, y para simbolizar la renuncia a su pasado al servicio de El Asad, los candidatos deben pisar un retrato del dictador.